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Así se fabrica la "piel mágica", el nuevo medicamento que salva a los grandes quemados y ahora se ensaya para el cáncer de piel

Pilar, con solo tres años, fue la primera niña que probó la piel artificial humana, un 'invento' que augura una revolución en estas terapias

Así se fabrica la "piel mágica", el nuevo medicamento que salva a los grandes quemados y ahora se ensaya para el cáncer de piel
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Con solo tres años, el cuento de hadas de Pilar se volvió una pesadilla. Su mundo se oscureció de repente y se hizo un hueco el dolor donde antes solo cabía una feliz inocencia. Los colores brillantes se fundieron a negro. Así, sin aviso previo.

Era un 7 de noviembre de hace nueve años. Su madre, Juana Torralbo, es incapaz de olvidar aquella fecha maldita en que su pequeña jugaba, junto a un brasero, con un bote de acetona que se derramó y se prendió. Pilar se quemó un tercio de su cuerpecito y a punto estuvo de perder una pierna.

Aprendió, de golpe, que los cuentos no son siempre felices, pero también aprendió que las princesas se pueden salvar solas, sin ningún príncipe, luchando. No se rindió y uno de aquellos largos días de hospital, en su cuento volvió a salir el sol. Su madre le contó que los médicos iban a curar sus quemaduras con una piel fabricada para ella. Hablaron de aquel remedio milagroso cada día durante todos los días que tardó en llegar, en aquellas eternas horas de hospital, hasta que sus deseos se cumplieron. Pilar la bautizó como la "piel mágica".

En el laboratorio de la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular del Hospital Virgen de las Nieves de Granada sonríen cuando se les habla de la "piel mágica" que bautizó Pilar, que llevan fabricando desde 2015 y que, desde 2016, ha salvado a una veintena de grandes quemados. Primero como terapia de uso compasivo y, desde hace apenas unas semanas, como un tratamiento más con todas las bendiciones de la Agencia Española del Medicamento.

La magia se hace en la cuarta planta de un edificio sin pretensiones y mayormente de carácter administrativo del hospital granadino. La única fábrica de piel artificial humana que hay en España -solo hay cuatro en toda Europa y unas pocas más en el resto del mundo- está detrás de una humilde puerta que da paso a unas instalaciones sobrias, pero dotadas con la más avanzada tecnología y con dos salas blancas -laboratorios aislados, con atmósferas libres de partículas- donde con una pequeña muestra de piel sana, de tres por tres centímetros, se producen metros y metros. Como en el milagro de los panes y los peces, pero con piel humana.

Una de las expertas sostiene un envase con piel creada en el laboratorio de la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular del Hospital Virgen de las Nieves de Granada.
Una de las expertas sostiene un envase con piel creada en el laboratorio de la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular del Hospital Virgen de las Nieves de Granada.

Desde que llega ese trocito sin quemar hasta que la nueva piel está lista para ser injertada pueden pasar entre tres y cinco semanas, según explica Salvador Arias, director técnico de la unidad y jefe del Servicio de Dermatología del Virgen de las Nieves. Él comanda a las 16 manos expertas que obran el milagro, ocho profesionales entre los que hay diferentes perfiles: un médico (el propio Arias) y bioquímicos, biotecnólogos, biólogos, farmacéuticos y técnicos de laboratorio. Merece la pena, se lo merecen ellos, que aparezcan con nombres y apellidos: Iria Arena Ramírez, Natividad Fernández, Antonio Manuel Lozano, Ana Fernández, Jorge Guerrero y María Isabel Quiñones, más el propio Arias. Ellos escriben el principio del final feliz de este cuento.

¿Cómo se crea la piel artificial?

El proceso de producción de la piel artificial humana es complejo, pero Arias lo explica de forma sencilla. Lo primero que se hace es separar de la muestra de piel las células, por un lado, los queratinocitos (las que predominan en la epidermis o capa más superficial de la piel) y, por otro, los fibroblastos de la dermis. Cada tipo de células se cultivan en unas placas de plástico a las que aquí llaman "factorías", se abonan con factores de crecimientos (proteínas que hay en la sangre y que ayudan en la regeneración celular) hasta que se multiplican y se pueden cosechar por millones que, luego, se siembran para formar las dos capas de la piel en láminas de doce por doce centímetros que se colocan sobre una malla de fibrina agarosa que se pone después sobre el paciente. Tantas láminas como necesite, aunque de media oscilan entre 60 y 70. Cada una está compuesta por entre 1 y 1,5 millones de fibroblastos y entre 1,5 y 3 millones de queratinocitos.

Hasta la fecha, el Virgen de las Nieves ha fabricado doce metros cuadrados de piel artificial humana para pacientes con un perfil muy concreto: no pueden presentar infecciones activas en la superficie cutánea y suelen tener entre un 60 y un 90 por ciento de su superficie corporal quemada si son adultos, más del 30 por ciento si hablamos de pacientes pediátricos, de niños.

Pilar necesitó 16 láminas de la "piel mágica" para que su cuento recuperase el color y dejara de escribirse en blanco y negro. Entre 16 y 24 millones de fibroblastos y entre 34 y 48 millones de queratinocitos para recuperar la sonrisa.

"No me lo pensé", dice su madre al recordar el momento en el que le hablaron de aquella posibilidad, entonces un tratamiento experimental en los comienzos del camino para convertirse en un medicamento como otro cualquiera. Pasó con Pilar cuatro meses en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla -centro de referencia para quemados y el único autorizado para aplicar el tratamiento- que podrían haber sido muchos más, hasta el doble, sin la piel artificial, "un milagro" que, no duda en afirmar Juana, "ha quitado mucho sufrimiento".

Jorge Guerrero, uno de los expertos de la unidad, extrae muestras congeladas con hidrógeno.
Jorge Guerrero, uno de los expertos de la unidad, extrae muestras congeladas con hidrógeno.

Llegar hasta allí, a la Unidad de Grandes Quemados, ya fue un alivio, recuerda la madre de Pilar. Juana es ganadera, tiene una explotación porcina en Villanueva de Córdoba, en plena Sierra de los Pedroches, y estaba en el campo cuando recibió una llamada en su móvil que le dio la vuelta a su vida, como un calcetín, hasta ponerla del revés. En su propio coche llevó a la pequeña al hospital comarcal de Pozoblanco y luego a la capital cordobesa, donde le quitaron la piel ya muerta y donde surgió la primera gran complicación, la falta de riego sanguíneo en la pierna izquierda, que los médicos lograron salvar in extremis. De Córdoba al Virgen del Rocío, primero en el Hospital Infantil, en la UCI pediátrica, para pasar, a continuación, a Cardiología hasta acabar, al fin, en la Unidad de Quemados.

16 láminas para reconstruir el cuerpo

A Pilar, como al resto de pacientes en los que ha usado la piel artificial, se le extrajo una muestra sana de la barriga de cuatro por cuatro centímetros. Una cicatriz, probablemente la más feliz que se pueda conservar, recuerda que allí empezó su curación. Aquel fragmento, siguiendo el protocolo que apenas ha variado en estos años, fue enviado mediante un transporte especial al Hospital Virgen de las Nieves, donde el doctor Arias y su equipo se metieron en el laboratorio para obrar el milagro. Aproximadamente un mes después, estaban listas las 16 láminas de piel para reconstruir el cuerpo, y la infancia, de Pilar.

Cuando EL MUNDO visita la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular, acaban de recibir un aviso del Virgen del Rocío, como aquel de hace nueve años de Pilar. En unas horas, llegará la muestra de piel sana del último gran quemado al que se le va a tratar con piel artificial. Será el primer paciente desde que el tratamiento recibió la luz verde definitiva de la agencia, el primero en estrenar el, ya oficialmente, medicamento.

Madre e hija salieron del hospital un 3 de marzo, Juana tampoco puede, ni quiere, olvidar aquel día. Pilar todavía tenía un 3% de sus heridas abiertas y las curas eran un suplicio que ella no consigue borrar, aunque su hija, hoy con 11 años, estudiante de ESO y apasionada del patinaje, apenas recuerda tanto dolor. Afortunadamente.

La intervención quirúrgica para injertar a la pequeña su nueva piel duró unas cinco horas. Al frente, como en todas las demás operaciones que se han hecho, estuvo la jefa de la Unidad de Cirugía Plástica y Grandes Quemados del Virgen del Rocío, Purificación Gacto. Sin ella, probablemente, el cuento de Pilar no habría tenido un final tan feliz, porque su papel fue determinante a la hora de impulsar el uso de la piel artificial humana como tratamiento normalizado y autorizado por la Agencia Española del Medicamento.

La piel artificial, tras su fabricación y lista para ser injertada sobre un paciente.
La piel artificial, tras su fabricación y lista para ser injertada sobre un paciente.

Fue en 2015, recién llegada a su unidad, cuando empezó a buscar alternativas al auto injerto de piel, demasiado limitado, demasiado lento, demasiado doloroso.

Por el contrario, la piel artificial "tiene más aguante, es más densa", es de mayor calidad y más estable, deja menos cicatrices y reduce el tiempo de curación. De eso último da fe Manuel Roldán, referente de Enfermería en esa unidad y a la cabeza del equipo de profesionales que trata, en el día a día, con los grandes quemados, con aquellos que tienen más de la mitad de su cuerpo abrasado (más de un 30% cuando hablamos de niños).

Las curas, relata, de un paciente de este tipo llegan a durar hasta dos horas y el dolor es tan intenso que hay que sedarles antes. Con la piel artificial, el sufrimiento es menor. Todo son ventajas. "Da esperanza a los pacientes", resume la doctora Gacto.

El origen de esa esperanza de la que habla la jefa de la Unidad de Quemados del hospital sevillano hay que buscarlo en la Universidad de Granada. Entre 2010 y 2011, el Grupo de Ingeniería Tisular desarrolla el "modelo" (la fórmula, la receta, para entendernos) para generar la piel artificial humana y lo prueba en animales.

En la unidad que dirigiría Arias unos años más tarde solamente se producían células mesenquimales para tratar la enfermedad injerto contra huésped, el rechazo que sufren algunos trasplantados de médula ósea. Ya tenían la base, los medios y la Red Andaluza de Diseño y Traslación de Terapias Avanzadas les puso el reto de fabricar la piel artificial con el conocimiento desarrollado por los investigadores universitarios. El resultado, ya se lo habrán imaginado, fue todo un éxito.

Tanto que, explica el director de la fábrica, a lo largo de estos años se ha perfeccionado el modelo, se han introducido mejoras en el proceso de producción que han hecho que la piel sea aún de más calidad. Aunque la gran revolución médica está aún en ciernes.

Probado y autorizado el tratamiento en grandes quemados, el desafío está ahora en extender el uso de esta terapia a otros grupos de pacientes. El primero será el de los afectados por cáncer de piel y el ensayo clínico ya está en marcha.

Arias explica a EL MUNDO que se va a probar en quince pacientes, de los que ya están siendo tratados la mitad y los resultados, a priori, "son favorables". Se está comparando el auto injerto y la piel artificial en un ensayo en el que se han involucrado cuatro hospitales de tres provincias andaluzas: el Virgen de las Nieves, en Granada, el Virgen Macarena, en Sevilla, y el Costa del Sol y el Carlos Haya, en Málaga.

Luego vendrán los ensayos con pacientes que sufren úlceras o nevus congénitos gigantes (lunares enormes que hay que extirpar) y, en general, cualquier afectado por una pérdida de piel traumática, como los heridos graves en cualquier tipo de accidente. "Debería funcionar, pero hay que probarlo", subraya, optimista pero cauto, el director de la Unidad de Producción Celular e Ingeniería de Tejidos del Virgen de las Nieves.

El proceso, como lo fue en el caso de la piel artificial para grandes quemados, será largo y no exento de obstáculos. Como cualquier otro ensayo clínico, la duración podría llegar hasta los cuatro años, incluso cinco antes de que se pueda hacer un uso compasivo, experimental, del tratamiento, detalla Arias.

Es lo que ocurrió con la piel artificial para grandes quemados, que primero se usó de forma compasiva, es decir, como solución última para casos realmente graves y que requerían, cada vez, una autorización específica de la Agencia Española del Medicamento. De forma paralela, se tramitaba el expediente para el permiso definitivo, como relatan Pilar Máiquez y Carmen Jiménez, del departamento de Farmacología del Hospital Virgen del Rocío. A su cargo estuvo la paciente labor de armar parte de ese expediente, de contestar a cada reparo que ponía la Agencia y, ahora, de seguir de cerca el uso que se hace del nuevo medicamento. Cada seis meses, durante el primer año, tendrán que enviar un informe.

Aquel expediente, detalla Jiménez, constaba de cinco módulos y solo el que dependía de ella y de su compañera rebasó las 200 páginas. Reivindican ambas su papel no solo en este proyecto, sino el de la especialidad de Farmacología, clave, por ejemplo, para la "medicina personalizada" que puede llegar a suponer la farmacogenética. "Somos los grandes desconocidos, no somos farmacéuticos", dicen.

Pilar y Carmen, Salvador y su equipo, Purificación y Manuel... Todos ellos, sin buscarlo, sin saberlo, se convirtieron en protagonistas, en héroes, al mismo tiempo que Pilar leía aquel cuento escrito por tantas manos en sus largas horas de convalecencia en la Unidad de Quemados del Virgen del Rocío.

Apenas tardó una semana, desde que llegó a los dominios de la doctora Gacto, en plantarle cara a aquel monstruo que se había colado en sus sueños infantiles. Recuerda su madre, todavía hoy con emoción, aquel "espíritu de lucha brutal" que sacó su pequeña, más grande que su cuerpo herido, "cómo jugaba con las enfermeras, que la sacaban a pasear al pasillo...".

En su torre del Virgen de las Nieves, los fabricantes de la "piel mágica" rehúyen de la palabra héroes y hasta hablar de un milagro parece darles pudor. "Es nuestro trabajo", resume el doctor Arias, que prefiere llevar la conversación hacia el terreno de los nuevos proyectos, hacia el futuro que ha planificado para su unidad.

Su plan pasa por convertirla en un centro puntero en terapias avanzadas, con terapias celulares (células mesenquimales para la enfermedad injerto contra huésped, hidradenitis supurativa y úlceras venosas), terapias de ingeniería de tejidos (piel, córnea y mucosa oral artificiales) y una tercera pata, la de terapia génica (células car-t modificadas para tratar tumores). Todo ello completado con la bioimpresión, la producción de tejidos con una bioimpresora. Más magia para que cuentos como el de Pilar tengan el final que merecen, un final feliz.

Un 'milagro' caro que reivindica la sanidad pública

Purificación Gacto llegó a la Unidad de Cirugía Plástica y Grandes Quemados del Hospital Universitario Virgen del Rocío en el año 2015 y ya, de entrada, le llamó la atención la falta de alternativas al auto injerto de piel como tratamiento para los pacientes que pasaban por este centro de referencia que atiende, cada año, a más de mil pacientes de urgencias procedentes de toda Andalucía, Canarias, Ceuta, Melilla y parte de Extremadura.

"La piel es un órgano con mucha más importancia de la cosmética o la estética, cuando se pierde esta primera barrera cutánea de manera masiva, nos deja totalmente expuestos al exterior", destaca.

Buscó y encontró en Granada la respuesta, una "nueva posibilidad", la piel artificial humana que desde hace apenas unas semanas es ya un tratamiento normalizado, un medicamento más, gracias a la investigación y el esfuerzo conjunto de organismos y hospitales públicos.

Hubo, cuenta, una iniciativa privada, una empresa que se interesó en la fabricación de la piel, pero que se retiró pronto porque "los costes eran altos y lo que había que facturar también". Una sola lámina de piel artificial humana, explica, puede tener un coste de producción de 100.000 euros.